“La energía sexual es la energía creativa que
mueve la vida, nuestra voluntad y deseos”
Carl Gustav Jung
La energía sexual fluye por todo tu cuerpo y cuando tenemos relaciones
con alguien, no sólo intercambiamos fluidos corporales, sino también la energía
de esa persona se mezcla con la tuya.
Las
energías se entrelazan y entre más profunda sea esa conexión, más se une, se
comparte y se intercambia energía.
Si tenemos
un lazo con una persona positiva, esta nos enviará buenos pensamientos,
buena vibra y fluimos. Si
por el contrario tiene una energía negativa, recibiremos bloqueos, obstáculos y
malas energías, hasta el punto que podemos llegar a enfermarnos.
Recuerda que las preocupaciones, el cansancio, el estrés, la rutina,
etc, también son factores que disminuyen y bloquean la energía vital y sexual.
Cuánto
más inhibido está el flujo de energía en tu cuerpo, más queda
compartimentalizado en los tres campos de energía:
La
energía del campo energético inferior que es la responsable de la energía, la
vitalidad y la potencia sexual queda atrapada en el área genital. Esto crea una
presión tal que sólo puede liberarse sexualmente a través de los genitales.
En el
campo energético medio, que está situado en el pecho y que es el centro de la
pasión, el valor y los poderes de comunicación, las energías atrapadas, que
buscan una salida, estimulan excesivamente la pasión y los deseos. En
consecuencia, uno se propone metas imposibles y, en general, es demasiado
ambicioso. Los deseos nunca pueden llegar a realizarse porque están
desproporcionados respecto a las propias posibilidades, y se pierde la armonía
vital.
La
energía encerrada en el campo energético superior, conectada con la conciencia
espiritual y la inteligencia, cuando está presionada, activa desmesuradamente
el pensamiento. La mente da vueltas una y otra vez a los viejos planes hasta la
saciedad sin resolver los problemas a los que se enfrenta.
A causa
de estos bloqueos de energía, la conciencia descuida el presente: no presta
atención a las sensaciones corporales. Su centro de interés pasa de un futuro
imaginario, lleno de deseos y miedos, a un pasado distorsionado, cuajado de
arrepentimientos y nostalgias. Durante la actividad sexual, esta falta de
concentración en el momento actual incita al pensamiento a vagar y, en
consecuencia, la excitación y la fuerza generativa disminuyen.
El masaje sexual es una buena opción que puede liberar la energía retenida por tus
angustias del pasado, ayudarte a resolver conflictos internos que rodean tu
sexualidad y tus relaciones y abrirte el camino hacia una sexualidad feliz,
sana y satisfactoria.
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